Los choques entre el Polisario y Marruecos no son una novedad y, de hecho, siempre hay movimientos a nivel mediático y diplomático. Sin embargo, desde el cese al fuego, firmado en 1991, ninguna crisis había escalado al nivel de generar una confrontación armada. De hecho, el conflicto de 2017 logró resolverse gracias a la mediación de Antonio Guterres y sin ataques por parte de ambos bandos.
Esto se mantuvo hasta la noche del 12 de noviembre y la madrugada del 13 del mismo mes, momento en el cual las fuerzas militares marroquíes procedieron a establecer un cordón de seguridad, para así permitir la libre circulación de personas, bienes y vehículos de transporte. Afortunadamente, no hubo muertos, ni tampoco heridos, y, de hecho, todo indica que los militares marroquíes se encargaron de dispersar a los manifestantes poniendo énfasis en su seguridad. Luego, según informaron diversos medios locales y argelinos, se habrían producido pequeños intercambios entre los efectivos del Polisario y de Marruecos, aunque sin grandes consecuencias. Durante la jornada del viernes 13 de noviembre, el gobierno de Marruecos dio por terminada la operación militar y se jactó de haber finalizado el asunto sin heridos, ni fallecidos.
Más allá de este hecho, cabe preguntarse por qué sucedió este enfrentamiento. Al respecto, se podrían esgrimir las históricas variables, pero queda la impresión que lo de esta ocasión fue por las actuales coyunturas. En este sentido, vale la pena revisar, brevemente, qué ha pasado en los últimos meses. Para hacer esto, qué mejor que una revisión de la línea cronológica de eventos.
Cronología de hechos de los últimos tres meses
25 de agosto: El Polisario relanza su proyecto de población del territorio al este del muro de las arenas.
29 de septiembre: El Polisario rechaza los dichos de Pedro Sánchez, jefe de gobierno de España, sobre el Sahara Occidental. Se le acusó de apoyar la postura marroquí al realizar un discurso en la Asamblea General de la ONU.
2 de octubre: Antonio Guterres publica un nuevo reporte sobre el Sahara. Un día después, afirmó que sigue convencido que se puede alcanzar una solución pacífica.
7 de octubre: El Polisario declara que el reporte de Guterres no refleja la realidad del Sahara. El mismo día, Italia declara que le da la bienvenida a los serios y creíbles esfuerzos de Marruecos.
12 – 14 de octubre: Se realizan dos reuniones técnicas del Consejo de Seguridad de la ONU, como preparación para la resolución que se adoptará el 28 de octubre.
16 de octubre: El Polisario amenaza con establecer relaciones de defensa mutua con estados africanos.
20 de octubre: Jordania reitera su apoyo al plan de autonomía propuesto por Marruecos. La Alianza del Pacífico también expresa lo mismo.
21 de octubre: Guinea-Bissau abre un consulado en Dakhla y firma cuatro acuerdos de cooperación con Marruecos. El mismo día, “decenas de civiles saharaouis” bloquean Guerguerat, una especie de zona tampón que une Nouadhibou (Mauritania) con las provincias del sur marroquíes (Sahara Occidental).
22 de octubre: República Centroafricana reitera su apoyo a la marroquinidad del Sahara. Bahrein expesa su apoyo a la soberanía e integridad territorial de Marruecos. A su vez, Yemen valora los esfuerzos de Marruecos por encontrar una solución perduradera.Por último, Eswatini expresa su apoyo a la propuesta de autonomía y a la marroquinidad del Sahara.
23 de octubre: Arabia Saudita reitera su apoyo a la marroquinidad del Sahara y al plan de autonomía propuesto por Marruecos. En la misma línea, Gabón declara que el plan de autonomía es la “solución de compromiso por excelencia”. Guinea-Bissau vuelve a decir que apoya en forma permanente la marroquinidad del Sahara. En este mismo día, Burkina Faso, Guinea Ecuatorial y Guinea-Bissau abren consulados en la ciudad de Dakhla.
24 de octubre: Malawi afirma que se debe llegar a una solución enmarcada en la integridad territorial de Marruecos. Islas Comoras reitera su apoyo a la marroquinidad del Sahara y al plan de autonomía, en tanto que Emiratos Árabes Unidos reconoce la marroquinidad del Sahara y la integridad territorial de Marruecos. En paralelo, Burundi expresa que mantener el diferendo “por el Sahara marroquí” entrave la integración magrebí. República Centroafricana, Kiribati, Guinea y tres países caribeños (Dominica, Santa Lucía y Antigua y Barbuda) realizan declaraciones similares, entregando su apoyo a Marruecos. Zambia inaugura su embajada en Rabat y anuncia una pronta apertura de un consulado en Laayoune. El Polisario amenaza con retomar las armas.
26 de octubre: Chad reitera que rompió relaciones con la autodenominada República Árabe Saharawi Democrática (RASD) en 2006.
27 de octubre: Emiratos Árabes Unidos y Marruecos anuncian que el primero de ellos abrirá un consulado en Laayoune. El mismo día, Eswatini y Zambia inauguran sus respectivos consulados en Laayoune.
28 de octubre: Gabón reafirma su apoyo constante a la marroquinidad del Sahara.
30 de octubre: Estados Unidos anuncia que la iniciativa marroquí de autonomía es creíble, seria y realista.
30 de octubre: El Consejo de Seguridad de la ONU renueva por un año más el mandato de la Minurso.
1 de noviembre: Argelia expresa que no le teme a nadie.
2 de noviembre: Las carga pesquera, estimada en unas 200 toneladas, de cinco barcos gallegos se encuentra detenida, luego que manifestantes saharauis hayan mantenido el bloqueo por cerca de dos semanas.
4 de noviembre: Emiratos Árabes Unidos abre su consulado en Laayoune, mientras que Libia anuncia que hará lo propio en las próximas semanas. En la misma jornada, Argelia reitera su constante postura a favor de la autodeterminación del pueblo saharaoui.
5 de noviembre: Djibouti respalda el plan de autonomía propuesto por Marruecos.
6 de noviembre: Diversos medios informan que prontamente se abrirán más consulados en Laayoune y Dakhla. Dentro de los posibles candidatos, aparecen países del Golfo Pérsico, pero incluso se menciona a otros como Jordania.
10 de noviembre: El Polisario amenaza con romper el cese al fuego, establecido en 1991 y que, desde entonces, ha sido respetado por ambas partes.
11 de noviembre: El gobierno de Mauritania anuncia que sus fuerzas militares habían reforzado sus posiciones en la frontera con el Sahara Occidental.
12 de noviembre: Se intensifican los movimientos en la zona controlada por el Polisario. Se llama a los saharaouis a manifestarse. En paralelo, Gambia y Marruecos firmaron acuerdos de cooperación y el primero de ellos reitera su apoyo a la marroquinidad del Sahara. El mismo día, se informa que Sudáfrica intentaría realizar una mediación en el conflicto y que Argelia habría ordenado, a sus embajadores en América Latina, que activen su presencia en la región, para así defender al Polisario.
12 – 13 de noviembre: En la noche del 12 al 13 de noviembre, las Fuerzas Armadas Reales establecieron un cordón de seguridad, para así permitir la circulación de personas, camiones y vehículos por el paso de Guerguerat. Se informa que las fuerzas marroquíes respondieron a las provocaciones de las fuerzas militares del Polisario. Mientras Marruecos asegura que tres observadores militares y otros dos representantes de la ONU fueron testigos del incidente, Brahim Ghali, secretario general del Polisario, contactó a Antonio Guterres y le pidió una intervención de la ONU. Esto último, ante los supuestos ataques contra civiles realizados por los militares marroquíes.
Comentarios sobre lo ocurrido
Como se puede apreciar, Marruecos ha tenido importantes avances diplomáticos respecto del Sahara Occidental. En primer lugar, durante 2020, 16 países africanos abrieron o anunciaron la apertura de consulados en Dakhla y Laayoune, ciudades que se ubican en lo que las autoridades marroquíes denominan “provincias del sur”. Junto a esto, Emiratos Árabes Unidos inauguró un consulado el 4 de noviembre, mientras que Libia confirmó que también hará lo mismo.
En paralelo a lo anterior, ciertos países han vuelto a decir que la propuesta marroquí de autonomía es “seria”, “creíble” y “realista”, lo cual va de la mano con las últimas resoluciones elaboradas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Este último, parece ser que cada vez más se va ajustando a una solución “justa”, “duradera” y “realista”. Por ende, se puede concluir que en la ONU entienden que, por diversos motivos, la realización del referéndum es casi imposible. Primero, por lo difícil que sería establecer quiénes serían saharaouis y quiénes no lo serían. Además, es altamente probable que ninguna de las partes involucradas acepte el resultado final de un eventual referéndum de autodeterminación. Por último, en la parte administrada por Marruecos viven cerca de 600.000 personas, distribuidas en varias localidades y en ciudades de mediano tamaño como Laayoune (218.000 habitantes aproximadamente) y Dakhla (107.000). En paralelo, la postura marroquí no va a cambiar, en el sentido que ellos no se sentarán a negociar una salida que implique la pérdida del Sahara Occidental. En este contexto, la ONU, pero también muchos países, asumen que lo mejor es buscar una solución “justa”, “duradera” y “realista”.
Tampoco se debe soslayar que el Polisario ha seguido perdiendo apoyos y una demostración de aquello son las declaraciones de Chad y Guyana, países que en su momento reconocieron a la autodenominada República Árabe Saharaoui Democrática, pero que han anunciado el fin de dicho reconocimiento. Así es que, recientemente, Chad confirmó (el 26 de octubre) la ruptura de las relaciones con la RASD en 2006, mientras que Guyana declaró (el 14 de noviembre) que dejaría de reconocer a la RASD. Si a fines de la década de 1980 el Polisario podía jactarse del apoyo de al menos 80 estados, hoy la cifra se sitúa entre 27 y 30.
Relacionado con lo mencionado en los anteriores párrafos, se ha especulado con el eventual establecimiento de relaciones diplomáticas entre Marruecos e Israel. Si bien esto parece improbable en el corto e incluso mediano plazo, no sería extraño que ciertos países comiencen a realizar gestos diplomáticos a Marruecos, para que este último tome la decisión de generar nexos con Israel. Es así que se espera que otros estados del “mundo árabe” sigan los pasos de Emiratos Árabes Unidos (primer país del Golfo Arábigo y del Consejo de Cooperación del Golfo que cuenta con un consulado en el Sahara Occidental) y Libia (primer país del Magreb que anunció la apertura de una misión diplomática en el Sahara Occidental). En esta línea, cabe destacar que Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar expresaron su apoyo a Marruecos por la operación militar desarrollada en Guerguerat y, al mismo tiempo, rechazaron la “provocación” del Polisario.
Por último, el Polisario siempre ha contado con el apoyo de Argelia, pero este último se encuentra en un complicado momento. El movimiento Hirak, que comenzó en febrero de 2019 y sigue activo, mantiene sus demandas sociales y pide cambios en la institucionalidad democrática del país, a lo cual se suma la desconfianza de la ciudadanía respecto de la clase política argelina. Una demostración de esto último fue la baja participación en el referéndum constitucional ocurrido el 1 de noviembre, en el cual votó cerca del 27% del electorado. En paralelo, el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, sufrió el contagio de Covid-19 y, tras ser internado en un hospital militar argelino, fue trasladado a Alemania. En dicho país ha permanecido hospitalizado y su estado de salud es una incógnita. Si bien se había anunciado una mejoría de su estado de salud, en los últimos días se ha difundido que su situación se habría agravado. Más allá de esto, Argelia nuevamente se ve enfrentado a un vacío de poder, lo cual podría ser aún peor en caso que el actual mandatario no pudiese retomar sus funciones en el corto plazo. En este contexto, se ve poco probable que Argelia desee un conflicto armado en sus propias fronteras, especialmente porque atraviesa por una crisis económica, la cual se agravó por la pandemia del Covid-19.
Además, el conflicto de Malí, que tiene implicancias para Argelia, es otra preocupación para el gobierno argelino y, por lo mismo, sumar más inestabilidad política y social en la región sería catastrófico para Argelia, pero también para todo el Magreb, el Sahel e incluso África Occidental.
En resumen, todo apunta a que, en un acto de desesperación, el Polisario intentó militarizar un conflicto que, aunque sigue existiendo, desde 1991 se había mantenido dentro de ciertos márgenes razonables, es decir, privilegiando la paz de la región y la estabilidad de los países involucrados. En este escenario, la respuesta marroquí fue un acierto del rey Mohammed VI, ya que dispersó a los manifestantes, desbloqueó la ruta y, tal cual se informó el sábado 14 de noviembre, el paso fronterizo de Guerguerat volvió a funcionar con normalidad. Así, el Polisario no logró que Marruecos cayera en la trampa e iniciara un feroz ataque que pudiese generar una escalada del conflicto. Así las cosas, Marruecos se anotó un triunfo diplomático, mientras que el Polisario sumó un nuevo traspié.
Ahora, habrá que ver lo que ocurra en los siguientes días, aunque el Polisario sabe que no puede plantear una guerra en la cual, además de perder militarmente, podría generar la muerte de civiles. Eso sería un desastre para el Magreb, África y, finalmente, para países europeos del Mediterráneo como España, Francia e Italia. Si el Polisario realmente quiere alcanzar una solución, debe dejar las armas y tiene que buscar un acuerdo con Marruecos. Esto último, con la mediación de la ONU, pero, idealmente, por medio de una solución generada y consensuada en el Magreb. La experiencia de Libia, donde gracias a las negociaciones desarrolladas en Marruecos y Túnez se ha logrado establecer la fecha de las próximas elecciones, debería ser tomada en cuenta.
Raimundo Gregoire Delaunoy
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