América Latina
Algunas consideraciones sobre Francisco I
El 13 de marzo de 2013 se dio a conocer el nombre de quien sucederá a Benedicto XVI como el papa de la iglesia católica. Fue un nombramiento atípico y que, aparentemente, no trae consigo una renovación, que era lo esperado. Raimundo Gregoire Delaunoy | 14 de marzo, 2013 Los primeros análisis destacaban que el cardenal […]

El 13 de marzo de 2013 se dio a conocer el nombre de quien sucederá a Benedicto XVI como el papa de la iglesia católica. Fue un nombramiento atípico y que, aparentemente, no trae consigo una renovación, que era lo esperado.

Raimundo Gregoire Delaunoy | 14 de marzo, 2013

Los primeros análisis destacaban que el cardenal Jorge Bergoglio, un argentino de 76 años, es un hombre sencillo y de bajo perfil. También, se resaltaba que por primera vez en la historia habrá un papa  latinoamericano, es decir, no europeo, ni estadounidense, ni de ninguna gran potencia mundial.

Ciertamente, se trata de una novedad, pero nada más que eso. Escarbando en las pilas de archivos, se puede ver que Francisco I –así se llamará el nuevo líder de la iglesia católica- no está ni siquiera un poquito cerca de la vereda del reformismo, algo que tanta falta le hace al Vaticano, su institución y a su religión en general.

Francisco I es conocido por ser un detractor del matrimonio homosexual, algo que no sorprende, ya que es la postura histórica y tradicional del catolicismo más extremo.  Tampoco llama la atención que se oponga al aborto, sea éste en forma generalizada o sólo considerando al terapéutico.

Como se puede ver, la frase que “todos los hijos de Dios son iguales” seguirá siendo una quimera y, en paralelo, una gran falsedad.

Otro aspecto que se ha destacado, es que Francisco I es jesuita, ya que dicha congregación siempre ha generado una mejor imagen en medio de las sociedades laicas. Sin embargo, es importante aclarar que los jesuitas no son una agrupación pura e inmaculada. Los casos de pedofilia y pederastia también han involucrado a importantes voces del mundo jesuita.

En fin, todo esto hace pensar que habrá un continuismo en relación a los grandes temas valóricos y, por lo tanto, la gran interrogante girará en torno a lo que Francisco I pueda hacer respecto al asunto que está devastando, hace tiempo ya, a la iglesia católica.  Se trata de los abusos sexuales, de los escándalos de corrupción, a la ostentosa vida de clérigos y otras sórdidas realidades que aparecen a diarios en las noticias.

¿Será capaz de frenar eso?, ¿tendrá ganas de hacerlo?, ¿lo dejarán limpiar una institución que va en franca decadencia?

Lo deseable sería ver a un papa hablando de libertad a la hora de casarse. Uno que dijera que la mujer violada, por dar un ejemplo, tiene derecho a abortar. O que condenara, abiertamente, el racismo, el clasismo y el salvaje sistema  imperante en nuestra sociedad. Ese mismo que ha convertido todo en una permanente lucha por ser mejor, por tener más bienes materiales y por avanzar sin importar si eso significa atropellar al resto.

Pero con la actual realidad, no se puede pedir esto y es ahí donde la única esperanza se centra en que Francisco I pueda limpiar a la iglesia y que aunque mantenga su conservadurismo, al menos pueda eliminar la corrupción y la nefasta red de abusos sexuales contra menores.

La pregunta es si un hombre acusado de no haber ayudado a víctimas de una dictadura (en su país) será capaz de asumir el desafío.

Raimundo Gregoire Delaunoy
@Ratopado
raimundo.gregoire@periodismointernacional.cl